La miomatosis uterina, llamada también fibromatosis uterina, es una enfermedad benigna muy común, hasta 25 % de todas las mujeres en edad reproductiva pueden padecerla. Es la causa más frecuente de histerectomías (extracción quirúrgica del útero) en el mundo. Su origen exacto no se conoce, se sabe que hay un factor hereditario que afecta principalmente a mujeres adultas jóvenes entre los 25 y 50 años.
Con la caída de los estrógenos en la menopausia, la frecuencia de aparición de esta enfermedad es menor, lo que indica que la miomatosis uterina es una enfermedad dependiente de estrógenos. Esto es importante, ya que una paciente con miomatosis no debe ser tratada con estrógenos (en anticonceptivos o en terapia de reemplazo hormonal) debido a que puede hacer crecer los miomas o aumentar los síntomas atribuibles a los miomas.
La gran mayoría de las mujeres con miomatosis no tienen síntomas, y éstas se enteran que tienen los miomas durante una revisión ginecológica de rutina.
El síntoma principal de esta enfermedad es el sangrado transvaginal anormal, ya sea en forma de menstruaciones abundantes o prolongadas, o sangrado anormal entre los periodos menstruales. Otro síntoma es el dolor pélvico, generalmente constante o repetitivo durante todo el ciclo menstrual, y suele aumentar durante los días de menstruación. Este dolor suele hacerse crónico si no se hace el diagnóstico y el tratamiento temprano. Otros síntomas son atribuibles a la presión (síntomas obstructivos) que hacen los miomas sobre los órganos vecinos, generalmente en casos de miomas grandes y pesados. Entre ellos están la sensación de peso, estreñimiento, polaquiuria (micciones urinarias muy frecuentes), dolor durante las relaciones sexuales (síntoma llamado dispareunia). En ocasiones los miomas son tan grandes que pueden ocasionar obstrucción intestinal.
Según la localización de los miomas en el útero, éstos pueden ser submucosos, intramurales y subserosos (ver ilustración).
Los submucosos están en contacto con el revestimiento interno del útero (la mucosa llamada también endometrio) y ocasionan principalmente sangrado. Los subserosos están cercanos a la superficie externa del útero (también llamada suberosa) y ocasionan principalmente dolor. Los intramurales se localizan en el espesor de la pared del músculo uterino y generalmente no ocasionan síntomas. Una mujer puede tener uno, dos o los tres tipos de miomas.
El diagnóstico de esta enfermedad lo suele hacer el ginecólogo luego de realizada la historia clínica y el examen ginecológico durante la consulta. El ultrasonido pélvico ayuda a confirmar el diagnóstico y a cuantificar la cantidad, el tamaño y la localización de los miomas.
Respecto al tratamiento de la miomatosis, es importante señalar que la mayoría de las pacientes no lo requieren, ya que no presentan los síntomas.
La enfermedad suele tratarse inicialmente controlando los síntomas, ya sea sangrado o dolor. Si estos síntomas persisten o aumentan en severidad está indicado realizar cirugía. Si los miomas crecen de tamaño muy rápido u ocasionan síntomas obstructivos molestosos también está indicada la cirugía.
La cirugía para tratar la miomatosis suele ser la histerectomía. Si la mujer aún desea tener hijos, se realiza una miomectomía (extracción de los miomas únicamente), conservando el útero para futuros embarazos.
Acerca de las mujeres embarazadas que tienen miomas. Estas pueden no tener síntomas y no requerir ninguna forma de tratamiento. Una minoría de las embarazadas con miomas pueden tener sangrado anormal, dolor, síntomas obstructivos o hasta amenaza de aborto.
Recuerde, una consulta ginecológica anual puede detectar este y muchos otros problemas de la mujer, lo cual puede hasta salvarle la vida.
Dr. Luis Carlos Caballero
Ginecólogo Obstetra