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Cuando una mujer experimenta la menopausia lo que ocurre es que a nivel ovárico se produce un agotamiento folicular permanente, que resulta en niveles hormonales muy bajos de estradiol y marcadamente elevados de la hormona Foliculoestimulante (FSH), lo que se evidencia clínicamente con el final de la menstruación.
Los síntomas comunes de menopausia inician a mediados de los 47 años, o entre 4 a 6 años antes de que esta ocurra. Debido a que existen otras manifestaciones en la salud de la mujer que se generan con el paso de los años, y exhiben síntomas similares a la menopausia, a las féminas se les presentan dificultades en distinguir el momento exacto en que se encuentran entrando a esta etapa de transición.
Etapas del Envejecimiento Reproductivo:
- Últimos años reproductivos,
- Transición a la menopausia (perimenopausia)
- Menopausia
Cambios
En los últimos años de la reproducción, la mujer puede experimentar ciclos menstruales regulares, pero la fertilidad comienza a disminuir. Mientras que los ciclos son principalmente ovulatorios, los niveles de progesterona en la fase lútea disminuyen y la fase folicular se hace más corta, de 14 a 10 días, lo que trae consigo intervalos menstruales más cortos, es decir, episodios de sangrado menstrual más frecuentes. Este fenómeno -a menudo- sucede a inicios de los 40 años.
Durante la fase temprana de la perimenopausia los intervalos menstruales comienzan a variar más. La fase tardía de la perimenopausia ocurre 1 a 3 años antes del cese de la menstruación y se caracteriza por intervalos menstruales prolongados a más de 60 días, es decir, episodios de sangrado menstrual menos frecuentes. También en esta fase se comienzan a reportar de forma regular la presencia de los famosos síntomas vasomotores (sofocos y sudoración nocturna).
La menopausia está marcada por el final del período menstrual y, en esta etapa, suelen reportarse estos síntomas vasomotores que continúan hasta 2 años después de culminada la menstruación. Vale destacar que durante los primeros 6 años se le denomina “menopausia temprana”, luego de este tiempo este calor interno es menos frecuente y se hacen más notables los síntomas de atrofia urogenital.
Patrones
El proceso de envejecimiento somático es más marcado. Algunos factores como el Índice de Masa Corporal (IMC), la edad cronológica, factores demográficos y estilos de vida pueden influir sobre el envejecimiento reproductivo, sin embargo, estudios clínicos y epidemiológicos muestran un patrón predecible para la mayoría de las mujeres; así, por ejemplo, factores como el IMC y el fumar pueden influir sobre el tiempo en que ocurran dichos cambios, pero no en la trayectoria del cambio en cuanto a patrones de sangrado o niveles hormonales con el envejecimiento reproductivo.
Uno de los principales síntomas de menopausia es el famoso “sofoco” o “hot flush”, el cual es un síntoma que ocurre en cerca del 80% de las mujeres. Puede ser percibido durante la fase de los últimos años reproductivos de la mujer, generalmente inicia de forma leve y se asocia a la menstruación, pero después que esta finaliza su frecuencia e intensidad se incrementan.
Además, se describen episodios de sudoración nocturna de inicio súbito con una sensación de calor en la cara o tórax anterior y superior que puede ser percibido de forma generalizada al resto del cuerpo. Su duración, a menudo es de 2 a 4 minutos y dicha sensación se acompaña de cantidades variables de transpiración. También pueden asociarse palpitaciones, ansiedad, temblor y escalofríos. Suelen ocurrir durante la noche perturbando el sueño, requiriendo cambios de ropa, incluso de las sábanas.
Los rangos de frecuencia van de uno a dos episodios por día, hasta uno o más por hora. Estos pueden continuar por más de un año en 80% de las mujeres, en función de –comúnmente- desaparecer en 4 o 5 años, sin tratamiento. Un dato interesante es que cerca de 9% de las mujeres continuarán experimentándolos por más tiempo.
Recientemente, nuevas publicaciones relacionan un alto número de episodios de sofocos con marcadores de riesgo cardiovascular. Algunos detonantes específicos incluyen tomar líquidos calientes, cambios bruscos de temperatura y consumo de alimentos picantes.
En el caso de la creencia popular de que la menopausia está asociada con ganancia de peso, en realidad, está más relacionada al envejecimiento y cambios en el estilo de vida.
Síntomas
Uno de los síntomas más comunes que encontramos durante la menopausia es la atrofia urogenital definida como deficiencia temprana de estrógenos en el proceso de transición a la menopausia, lo cual puede ser reconocido por disminución de la lubricación, la líbido y de la actividad sexual.
En la medida en que pase el tiempo y continúen disminuyendo los niveles de estrógeno, este efecto se hace más marcado resultando en dispareunia, resequedad, comezón y malestar vaginal en general.
Aunque algunas mujeres suelen utilizar lubricantes e hidratantes vaginales, inicialmente, los estrógenos tópicos son el mejor tratamiento para aliviar los síntomas vulvovaginales. La terapia sistémica puede ser un excelente aliado, exceptuando aquellas mujeres en quienes su uso puede estar contraindicado.
Existen otras preparaciones vaginales más novedosas como la de 0.5% de dihidroepiandrosterona, una hormona diferente del estrógeno producida por el ovario y las glándulas adrenales que puede aliviar la resequedad vaginal y la dispareunia. Aparte de las terapias médicas, el tratamiento con láser se dispone para el tejido vaginal, pero tiene resultados variables y puede resultar en adherencias y cicatrices vaginales.
Características de la Atrofia Urogenital
- Se reduce el flujo sanguíneo a la vagina y la vulva contribuyendo a cambios en la piel a este nivel.
- La apariencia de los genitales externos revela menos vello púbico y menos elasticidad de la piel vulvar con estrechamiento del introito vaginal y posibles cambios en la arquitectura vulvar como desaparición de los labios menores.
- La hipoestrogenemia crónica produce cambios vaginales incluyendo apariencia más delgada, aspecto brillante, coloración rosa pálido y pérdida de las rugosidades de la vagina. Pierde su elasticidad, se hace más corta y estrecha. Si se continúa la vida sexual estos cambios pueden hacerse menos notables incluso sin tratamiento hormonal. Tales cambios se desarrollan, generalmente, alrededor de 3 años después de la menopausia, aunque cerca del 20% de las mujeres reportan algunos síntomas en la transición temprana o tardía.
- El útero, y cualquier fibroma presente, se hace más pequeño, el cérvix se torna atrófico.
- Los síntomas de endometriosis y adenomiosis desaparecen.
- El tamaño de los ovarios disminuye y su palpación al examen físico se ve limitada.
- El pH del tracto urinario y vaginal cambia con la consecuente alteración de la flora bacteriana, lo que trae consigo mayor riesgo de infecciones vaginales, empeoramiento de la dispareunia.
- Existe mayor probabilidad de enfermedades de transmisión sexual dada la atrofia y microabraciones vaginales que pueden incrementar el riesgo de adquirirlas.
Por el Dr. David Vargas, Especialista en Ginecología y Obstetricia