? Dale play y escucha el audio artículo
Por el Dr. Gastón González
Especialista en Medicina Interna.
Aguadulce, Coclé Tel. 908-1711
La presencia de grasa en el hígado, cuando se descartan otras posibles causas de acumulación, incluido el alto consumo de alcohol, desarrolla lo que se conoce como Enfermedad Hepática No Alcohólica (NAFLD, en inglés). De esta manera, estamos en presencia de la Esteatosis Hepática (grasa en el hígado).
Esta enfermedad puede progresar a Cirrosis Hepática, siendo esta una de sus más importante causas. En cuanto a la clasificación de sus manifestaciones puede ser: Enfermedad Hepática No Alcohólica, y Esteatohepatitis no alcohólica.
Vale destacar que los pacientes con este diagnóstico tienen uno o más componentes de Síndrome Metabólico, compuesto por Resistencia a la insulina o Diabetes tipo 2, Hipertensión arterial, Obesidad, dislipidemias (alteración de los niveles de lípidos en la sangre, el colesterol y los triglicéridos, por ejemplo).
Orígenes
Las causas de este padecimiento todavía no está completamente dilucidadas, siendo que la teoría más ampliamente discutida implica la resistencia a la insulina como el mecanismo clave de la esteatosis hepática y, quizás, de la esteatohepatitis.
Otros mecanismos implicados son: acumulo excesivo de triglicéridos en el hígado, acúmulo de hierro hepático, leptina, deficiencias de antioxidantes y bacterias intestinales que se sugieren sean potenciales estresores oxidativos.
A su vez, para confirmar el diagnóstico de NAFLD se requiere que estén presentes los siguientes puntos: demostrar esteatosis hepática ( acúmulo de grasa) por método de imagen o biopsia; y exclusión del consumo significativo de alcohol.
Riesgos
El riesgo mayor de tener un Hígado Graso está en la progresión de la Estatosis a Cirrosis, y esta última está relacionada con el desarrollo de Carcinoma Hepatocelular.
Los factores que han sido asociados con la progresión de la enfermedad hacia la fibrosis hepática son, entre otros, la edad avanzada; diabetes Mellitus; nivel elevado de transaminasas; sobrepeso; acúmulo de grasa visceral y consumo de café. Las personas que entren en esta clasificación son quienes tienen mayor riesgo de padecer un daño hepático severo.
¡A moverse!
Un área importante implicada en el tratamiento de esta enfermedad es la realización de actividad física, la cual está mayormente recomendada a pacientes con sobrepeso. Los efectos beneficiosos se traducirán en los niveles de las enzimas hepáticas (transaminasas), la mejora de la resistencia a la insulina y aumento de la calidad de vida de los pacientes.
Las actividades ideales son ejercicios de bajo impacto como las caminatas, la natación y los aeróbicos. Por lo menos 30 minutos diarios por 5 días de la semana.
A tomar en cuenta…
- En cuanto a la alimentación se deben evitar comidas con alto contenido de grasas de origen animal, y los alimentos ricos en sal.
- Siempre y cuando siga las recomendaciones de su médico, puede realizar las actividades cotidianas que acostumbra.
- El consumo de alcohol debe ser suspendido de forma definitiva desde el momento del diagnóstico.
- Si no ha recibido vacunación contra Hepatitis A y B, debe recibirla, además vacuna anti-neumococo y las indicadas para su edad.