Tradicionalmente hemos aprendido que recibimos información de 5 sentidos externos: tacto, visión, olfato, audición y gusto. Sin embargo, existen 3 sistemas sensoriales internos que brindan información relevante a nuestro cuerpo y permiten que podamos actuar de forma correcta en el desempeño de nuestras ocupaciones diarias.
SISTEMAS QUE TRABAJAN DESDE TEMPRANO
Estos sistemas inician su función muy temprano en la vida; trabajan coordinadamente con los otros sistemas y dependen de la exposición ambiental y el desarrollo neurológico.
- Interoceptivo: Se encarga de regular las funciones de los órganos internos como el hambre, control de esfínter, estados de activación, sueño; funciona en automático.
- Propioceptivo: Brinda información sobre la posición del cuerpo sin necesidad de observar, la cual proviene de nuestros músculos y articulaciones.
- Vestibular: Localizado en el oído interno con conexión directa a los ojos, nos da información sobre nuestra cabeza en relación a la gravedad, movimiento de nuestro cuerpo en el espacio y balance.
EL VIAJE DE LOS ESTÍMULOS
Integrar e interpretar la información procedente de los sistemas sensoriales es una función compleja de organización que realiza de forma innata el cerebro. Todo el estímulo ambiental que recibimos a través de nuestros sentidos viaja para ser decodificado mediante un proceso neurobiológico y producir eficientemente una reacción para funcionar de forma equilibrada y organizada en nuestras actividades de vida diaria.
DESORDEN EN EL PROCESAMIENTO SENSORIAL
Las alteraciones de los sistemas sensoriales se le conocen como desorden en el procesamiento sensorial y da como resultado individuos con problemas motores, de discriminación e integración sensorial y de modulación conductual. Los padres, cuidadores o maestros podrían referir que el niño es torpe y se choca con las cosas, se mueve constantemente, no mide la fuerza, golpea, es inteligente pero no va con su comportamiento, llora cuando le cantan una canción, tiene problemas para cortarse el cabello o las uñas, problemas para utilizar determinadas prendas de vestir, dificultad con ciertas texturas y/o alimentos entre otros comportamientos atípicos que pueden variar de un extremo a otro y afectan la participación dentro de las ocupaciones.
LA TERAPIA DE INTEGRACIÓN SENSORIAL:
ORGANIZANDO EL DESORDEN
Las alteraciones en el procesamiento sensorial se evalúan y tratan con el objetivo de mejorar las conductas que generan un problema y son competencia de los terapeutas ocupacionales formados en integración sensorial.
La terapia de integración sensorial fue desarrollada desde la década de los 60 por la Dra. Jean Ayres quien descubrió durante su práctica clínica pediátrica que algunos niños tenían un desorden neuronal que resultaba de una organización deficiente durante la captación de los estímulos sensoriales; y elaboró herramientas para medir y tratar estos comportamientos.
El tratamiento enfocado en el marco de integración sensorial aborda principalmente los sistemas sensoriales vestibular, táctil y propioceptivo; con el objetivo de brindar al individuo la máxima estimulación sensorial y producir una respuesta adaptativa, de manera tal que el cerebro pueda organizar la información y dé como resultado una respuesta acorde a la situación presentada y socialmente esperada.
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Se espera que las conductas problemas mejoren significativamente cuando el tratamiento es apegado a la fidelidad de la teoría de integración sensorial y el individuo tenga la capacidad de habituarse a los estímulos diarios, mejorando la seguridad, autoconfianza y participe de manera más organizada en su entorno.