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Por la Dra. Ana Karina Coronado y su padre el Dr. Luis Coronado
La vida, a menudo tan impredecible, puede arrojarnos retos que nos ponen a prueba de maneras inimaginables. A veces, estos desafíos pueden poner en jaque incluso nuestros sueños más preciados. Permíteme llevarte a través de esta historia, una travesía de altibajos, donde el cáncer de próstata de mi padre se interpuso durante mi proceso de formación como pediatra. Hoy quiero compartir como el de amor, sacrificio y la determinación jugaron un rol determinante en mi carrera.
Análisis del Impacto de un Diagnóstico de Cáncer
El diagnóstico de cáncer, un mero conjunto de palabras en un informe médico tiene el poder de transformar la realidad de una manera que es difícil de comprender hasta que lo experimentas en carne propia. En un instante, la vida se desvía de su curso previsto y uno se encuentra en un terreno desconocido, repleto de incertidumbre y temor. No solo afecta al individuo diagnosticado, sino que también sus efectos se propagan entre aquellos que aman y cuidan de esa persona. En mi caso, mi padre fue diagnosticado con cáncer de próstata y con ello, mi vida tomó un giro inesperado.
El Dilema entre el Deber y la Vocación
Mi corazón estaba dividido entre dos deberes inmensos. Por un lado, estaba mi anhelo de convertirme en pediatra, un sueño que había cultivado durante años y que se sentía tan cerca de cumplirse. Por otro lado, mi padre, mi roca y guía, enfrentaba una batalla de salud que requería mi apoyo y cuidado. La lucha interna entre mi vocación y el amor filial se convirtió en una encrucijada emocional.
La llamada crucial:
Una tarde, mediante una llamada, mi padre comparte el resultado de la biopsia confirmando el diagnóstico de cáncer de próstata. Entre lágrimas, compartí mis sentimientos y le expresé mi deseo de posponer mi formación en pediatría para poder acompañarlo durante su tratamiento. Pero su reacción me sorprendió. En lugar de apoyar mi decisión, con firmeza, tranquilidad me instó a seguir adelante con mis estudios. Mi padre, con su voz suave pero firme, me recordó que tenía un objetivo por el que debía luchar también. Yo estaré bien me dijo.
La Decisión Tomada:
Inspirada por las palabras de mi padre y su deseo de verme cumplir mi sueño, decidí continuar con mi formación en pediatría. La lucha aún no había terminado, ya que tuve que encontrar la manera de equilibrar mis estudios y responsabilidades con la preocupación de no poder acompañar a mi padre durante su tratamiento, apoyándolo en la distancia y con visitas de fin de semana. Mi familia y amigos se unieron para apoyarnos, creando una red de ayuda que nos permitió enfrentar este desafío con valentía.
El Camino hacia el Éxito:
A medida que mi padre y yo luchábamos contra nuestras propias batallas, su salud comenzó a mejorar gradualmente. Su positivismo, fortaleza y misión de verme triunfar actuaron como una fuente constante de inspiración. Hoy, puedo decir con orgullo que se logro mi objetivo y sueño de convertirme en pediatra.
Mi historia es un testimonio de cómo el cáncer, un enemigo que parecía amenazar nuestros sueños y unión, finalmente se convirtió en un catalizador de determinación y superación. A través del amor, el sacrificio y la fuerza interior, tanto mi padre como yo hemos demostrado que incluso en los momentos más oscuros, la pasión y el apoyo mutuo pueden transformar obstáculos en oportunidades para el crecimiento y la realización.
En definitiva, temer por la vida de alguien a quien amamos siempre será una de las situaciones más difíciles que se pueden enfrentar, lamentablemente esto le puede suceder a cualquiera y hay que vivir el proceso con unión familiar y mucho, mucho amor.
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