Muchos padres sienten que, después de los cinco años, cuando ya pasaron las vacunas más importantes y los niños parecen más fuertes, las visitas al pediatra dejan de ser tan necesarias. Es común escuchar frases como: “Ya casi no se enferma”, “Solo voy cuando tiene fiebre” o “Ahora lo lleva el dentista y el colegio hace los chequeos”.
Sin embargo, la infancia no termina a los cinco años. Al contrario: comienza una etapa de cambios intensos que requiere seguimiento médico continuo. Los controles pediátricos después de los cinco años siguen siendo fundamentales.
Crecer no es solo aumentar de talla
A partir de los cinco años, los niños entran a la etapa escolar. Su cuerpo se estira, sus huesos se fortalecen y empiezan a ganar independencia. Aunque pareciera que crecen “solos”, el crecimiento puede presentar alteraciones: algunos suben mucho de peso, otros crecen muy rápido o más lento de lo esperado. En la consulta, el pediatra evalúa peso, talla, índice de masa corporal y curva de crecimiento. Así aseguramos que tu hijo esté creciendo de manera saludable y detectamos a tiempo cualquier desviación.
Hábitos que marcan la vida adulta
La alimentación, el sueño, el ejercicio y el tiempo frente a pantallas se vuelven retos nuevos en la edad escolar. Tu hijo ya no come solo en casa: hay meriendas compartidas, cumpleaños, máquinas expendedoras y más exposición a comida rápida. El pediatra aprovecha la consulta para conversar sobre nutrición, higiene del sueño, actividad física y prevención de obesidad. Son orientaciones sencillas que, aplicadas a tiempo, evitan problemas en la adolescencia y adultez.

Aprendizaje y salud escolar
Un niño puede ser muy capaz, pero si no ve bien el tablero o no escucha claramente al maestro, su rendimiento bajará. Los controles pediátricos permiten revisar visión, audición y postura. También se observa la columna, ya que en esta edad pueden iniciar problemas de escoliosis. Además, el pediatra se interesa en cómo se está adaptando el niño en la escuela: cómo se siente, cómo se relaciona con sus compañeros, cómo maneja la presión académica.
Cambios hormonales y pubertad
Otra razón por la que los controles siguen siendo importantes es la vigilancia de la pubertad. Entre los 8 y 13 años en las niñas, y entre los 9 y 14 años en los niños, comienzan a aparecer las características sexuales secundarias: crecimiento del vello, desarrollo mamario en las niñas, cambios en la voz en los niños, acné y sudor con olor más fuerte.
El pediatra evalúa que estos cambios sucedan en la edad esperada y de forma progresiva. Detectar un inicio muy temprano o demasiado tardío es clave, ya que podría requerir estudios o tratamientos específicos. Además, estas consultas son un espacio para hablar con naturalidad de los cambios del cuerpo, resolver dudas y apoyar la autoestima.
Vacunación y prevención
Aunque muchas vacunas se aplican en los primeros cinco años, todavía quedan refuerzos importantes en la edad escolar y en la adolescencia. El control pediátrico asegura que el esquema de inmunización esté completo y al día.

La parte emocional tambien importa
La salud no es solo física. En los controles también observamos el bienestar emocional y social. ¿Está tu hijo ansioso? ¿Se siente inseguro? ¿Cómo maneja la tecnología y las redes sociales? ¿Cómo se relaciona en casa y en la escuela? Estas visitas son una oportunidad para abrir la conversación.
¿Con qué frecuencia debo llevarlo?
De los cinco a los diez años, se recomienda un control anual con el pediatra. Durante la adolescencia, también es ideal mantener esta rutina anual, porque es una etapa de cambios hormonales y físicos intensos.
Los controles pediátricos después de los cinco años sí son necesarios. No se trata solo de “revisar si está enfermo”, sino de acompañar a tu hijo en su crecimiento físico, emocional y social. Cada consulta es una oportunidad para anticiparse a problemas, reforzar hábitos saludables y asegurar que tu hijo tenga un desarrollo pleno.
Así que no esperes a que aparezca una fiebre o un dolor para llamar al pediatra. Agenda su próximo control de salud: es el regalo más valioso que puedes darle a tu hijo hoy para cuidar su bienestar futuro.
Los controles pediátricos después de los cinco años sí son necesarios. No se trata solo de “revisar si está enfermo”, sino de acompañar a tu hijo en su crecimiento físico, emocional y social. Cada consulta es una oportunidad para anticiparse a problemas, reforzar hábitos saludables y asegurar que tu hijo tenga un desarrollo pleno.
Así que no esperes a que aparezca una fiebre o un dolor para llamar al pediatra. Agenda su próximo control de salud: es el regalo más valioso que puedes darle a tu hijo hoy para cuidar su bienestar futuro.
Pediatra, David, Chiriquí
