Cuando existen malestares estomacales, el cuerpo pierde su centro. Todo parece convertirse en debilidad y no conseguimos la fuerza para sostenernos en pie. Una de las infecciones intestinales más comunes que existen es la amebiasis, la mayoría de las veces causada por el parásito Entamoeba histolytica.
La Entamoeba histiolytica puede vivir en el intestino grueso (colon) sin causar enfermedad; sin embargo, algunas veces invade las paredes del colon originando colitis (inflamación), disentería aguda o diarrea prolongada (crónica). Esta infección puede también diseminarse a través de la sangre al hígado y, rara vez, a los pulmones, al cerebro o a otros órganos.
La Entamoeba histiolytica se disemina a través de agua o alimentos contaminados con heces, es decir, su transmisión es fecal-oral. También puede diseminarse de una persona a otra, particularmente, por contacto con el área bucal o rectal de una persona infectada.
En temporada de invierno es donde más se desencadenan los casos de disentería amebiana en nuestro país, siendo una de las causas más frecuentes de consultas en las clínicas o instalaciones de salud, aun cuando la mayoría de las veces el paciente demora en acudir al médico, por lo cual el cuadro se complica.
Manifestaciones
La diarrea prolongada y el dolor abdominal caracterizan la amebiasis intestinal, además puede generarse diarrea acuosa o con moco abundante. Los grupos con mayor riesgo de tener una evolución grave son los niños, ancianos, desnutridos y pacientes que reciben terapia con corticoides (hormonas del grupo de los esteroides y sus derivados).
Es importante acudir al médico al momento de presentar 3 o más evacuaciones liquidas, fiebre, vómitos, dolor abdominal, etc. La atención temprana evitará episodios de deshidratación y obviamente complicaciones secundarias a esta.
El diagnóstico es puramente clínico, pero van a existir casos en donde la muestra de heces es de vital importancia.
En América Latina, la detección de antígenos de E. histolytica en heces por ELISA, es una buena opción para el diagnóstico en laboratorios clínicos en los que sea inviable la utilización de los métodos moleculares.
¿Cómo prevenir?
- Mejorar las condiciones de vida, principalmente, en las viviendas.
- Garantizar y cuidar el suministro de agua potable.
- Eliminar de forma apropiada las heces (desechos sanitarios).
- Atender con esmero la higiene personal.
- Educar a la población contribuyendo a evitar la transmisión y adquisición de la infección.
- Fortalecer el sistema inmunológico (incluye beber suficiente agua al día, comer mucha fibra y tomar vitaminas).