Por qué la saliva no es un lubricante adecuado: lo que toda mujer debe saber
En consulta, es común escuchar frases como: “Doctora, yo no necesito lubricante, uso saliva.” Sin embargo, esta práctica tan habitual puede causar más problemas de los que imaginas. A continuación, te explicamos por qué la saliva no es un sustituto seguro ni saludable del lubricante íntimo.
1. La saliva se seca rápidamente
A diferencia de los lubricantes diseñados para el uso íntimo, la saliva pierde su humedad casi de inmediato, lo que genera fricción durante el contacto sexual. Esta fricción puede provocar irritaciones, microlesiones o ardor, especialmente si la piel vaginal ya está sensible por cambios hormonales o tratamientos médicos.
2. Puede transmitir infecciones
La boca alberga miles de bacterias y virus que no deberían entrar en contacto con la zona genital. Usar saliva como lubricante aumenta el riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS) como herpes, VPH o gonorrea, además de infecciones bacterianas o por hongos.
3. Altera el microbioma vaginal
El equilibrio natural de bacterias “buenas” en la vagina —conocido como microbioma vaginal— puede verse afectado por el contacto con la saliva. Esto te hace más propensa a infecciones vaginales recurrentes, irritaciones o mal olor.
4. No tiene nada de malo necesitar lubricante
La lubricación puede variar con la edad, los cambios hormonales o incluso el nivel de estrés. Etapas como el posparto, la perimenopausia o la menopausia pueden generar sequedad vaginal, y eso no significa que algo esté mal contigo. Usar lubricante es simplemente una forma de cuidar tu bienestar íntimo.
5. Elige lubricantes adecuados
Opta siempre por lubricantes recomendados por tu ginecóloga, preferiblemente a base de agua o con ácido hialurónico, que respeten el pH vaginal y protejan tu microbioma. Y sí, “no hablemos del aceite de coco”: aunque se promueve como natural, puede alterar el equilibrio vaginal y causar infecciones.
