Desde la aparición de verrugas genitales hasta la formación de lesiones que pueden evolucionar hacia cáncer en el cuello uterino, la vagina y la vulva, el Virus del Papiloma Humano puede tener diversas manifestaciones. Para prevenir, la detección temprana a través de pruebas como el Papanicolau es fundamental.
El Virus del Papiloma Humano presenta más de 240 variantes, de las cuales 15 están vinculadas a diversos tipos de cáncer, como el de cuello uterino, vagina, vulva, ano y orofaríngeo (que incluye la parte posterior de la lengua, el paladar, la garganta y las amígdalas). Entre los genotipos más importantes se encuentran el 16 y el 18, los son responsables del 70% de los cánceres de cuello uterino.
Su transmisión ocurre principalmente a través del contacto sexual, incluyendo relaciones vaginales, anales y orales. Es importante tener en cuenta que el VPH es la infección de transmisión sexual más común a nivel mundial, por lo que se estima que más del 80% de mujeres y hombres sexualmente activos contraerán en algún momento el Virus del Papiloma Humano (VPH). No obstante, no todas las infecciones de VPH evolucionarán hacia un cáncer. Aproximadamente el 90% de estas infecciones son temporales y las personas las eliminan gracias a su propia inmunidad o defensas naturales.
Los efectos del virus del papiloma en mujeres se dividen en lesiones benignas y malignas. Entre la infección y el cáncer se producen lesiones premalignas, que tienen un alto riesgo de evolucionar hacia cáncer. En cuanto al período entre la infección por VPH y la manifestación de lesiones cancerosas en el cuello uterino, la duración dependerá de la respuesta inmunitaria de la persona. En términos generales, se estima que deben transcurrir al menos 10 años desde la infección hasta la aparición de un cáncer invasor, aunque las lesiones preinvasoras pueden surgir dos años después de la infección.
La Conexión entre el VPH y Cáncer Cervicouterino
El cáncer cervicouterino es la consecuencia más importante del VPH. Según la OMS, es la cuarta causa de cáncer en mujeres a nivel mundial, con una incidencia estimada de 604.000 nuevos casos y 342.000 muertes en 2020. Estas estadísticas subrayan la importancia de comprender la conexión entre el VPH y el cáncer cervicouterino. La buena noticia es que podemos prevenir su desarrollo, y, detectarlo incluso antes de que se convierta en cáncer, y tratarlo para prevenir el desarrollo de esta enfermedad. ¿Cómo podemos hacerlo?
Vacunación contra el VPH: Actualmente, existen vacunas avaladas por la OMS que brindan protección contra los tipos de Virus del Papiloma Humano (VPH) 16 y 18, responsables de al menos el 70% de los cánceres de cuello uterino. La vacuna nonavalente también protege contra otros cinco tipos de VPH oncogénicos, que causan aproximadamente otro 20% de los casos de cáncer cervical.
Es importante destacar que estas vacunas son más efectivas cuando se administran antes de la exposición al VPH. Por lo tanto, se recomienda la vacunación para niñas de 9 a 14 años, antes de que la mayoría inicie la actividad sexual.
“Es crucial entender que la vacunación no reemplaza la detección de lesiones premalignas (LIEAG)”.
Pruebas de Papanicolaou (Pap)
Estas pruebas son fundamentales para la detección temprana de cambios celulares en el cuello uterino causados por el VPH. La detección temprana mediante el Pap es crucial para prevenir el desarrollo del cáncer cervicouterino.
Prueba del VPH
Esta prueba verifica la presencia de virus de alto riesgo en el cuello uterino y es una herramienta valiosa para la detección temprana. Su inclusión en los programas de detección ha mejorado significativamente la identificación de mujeres en riesgo.
La prevención juega un papel clave en el manejo del VPH y la reducción del riesgo de cáncer cervicouterino. Aquí se destacan algunas estrategias cruciales, a parte de la vacunación:
Prácticas sexuales seguras: El uso de preservativos puede reducir el riesgo de transmisión del VPH, aunque no lo elimina completamente. La educación sobre prácticas sexuales seguras es esencial.
Monitoreo y atención médica: Las mujeres deben someterse a exámenes ginecológicos regulares y seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud para el monitoreo y tratamiento. La detección temprana y el tratamiento adecuado son cruciales.
El VPH, siendo la infección de transmisión sexual más común, tiene implicaciones significativas para la salud femenina, especialmente en relación con el cáncer cervicouterino. La prevención, detección temprana y tratamiento adecuado son pilares fundamentales en la gestión de esta infección. En última instancia, la conciencia, la educación y el acceso a los servicios de salud desempeñan un papel crucial en la lucha contra el VPH y sus consecuencias, destacando la importancia de un enfoque global para abordar esta cuestión de salud pública.
Ginecólogo Oncólogo