Hace más o menos unos 5 mil años nace esta filosofía en India cuando los sabios y sabias se interrogaron sobre: ¿qué somos? Es una certeza: para conocerlo debemos amarlo
A menudo pregunto: ¿qué es lo que nos prenda al conocimiento del Yoga y su experimentación? Y realmente creo que la sensación infinita de bienestar que aporta cada clase de posturas, con sus consecuentes beneficios en mente, cuerpo y corazón, es lo que encabeza la montaña de razones.
En un principio encarnas mejor tu materia, la densidad del cuerpo empieza a ser vivida desde adentro, no es cosa fácil cuando podemos tener el hábito de querer ser distintos, comparar y mirar afuera en busca de algo en teoría “mejor” que lo que tenemos, pero si lo que poseemos es tan grande, un milagro andante.
El poder encontrar verdades en cada práctica de asanas (posturas) que nos conducen a reconocer lo que sentimos emocionalmente, sudar lo que no nos gusta, observar aquello que callamos sin saber -o a conciencia-, es parte de la gama de vivencias que suceden en la esterilla de yoga.
Hace 5 mil años aproximadamente nace esta ciencia en India cuando los sabios y sabias se interrogaron sobre: ¿qué somos? Para conocerlo debemos amarlo, y el fardo de pensamientos, creencias, condicionamientos y cultura lo empezamos a ver para desaprender y elegir conscientes desde lo más profundo de la esencia.
Pasos
La palabra Yoga significa literalmente, unión o conexión. Dos partes son acá visibles: la mente y el cuerpo, es así como todas las tensiones y corazas acumuladas en nuestro organismo empiezan a ser desestructuradas para que la relajación tome lugar otorgando así el permiso al sentir y autoconocimiento.
¿Por qué me siento así?, ¿cómo manifiesto mis valores?, ¿soy coherente entre lo que pienso, digo y hago?, ¿qué significa el éxito y me siento exitoso?, o lo que expresa un gran Maestro llamado Swami Muktananda en dos palabras: ¿adónde voy?
El Yoga como práctica física tiene 3 pilares: la respiración, el asana y la relajación. La perla del sistema es el aprender a respirar y permitirnos encauzar esa energía sanadora adentro. El Prana, energía vital que se origina por medio de este entrenamiento de la función vital respiratoria, es sanador y regenera todo nuestro sistema biológico.
Cuando respiramos nos volvemos íntimos hacia lo que somos, existe un poder tal en la respiración que es lo único que no podemos dejar de hacer nunca. Somos energía y de ella la inhalación y exhalación se vuelven portales a espacios de consciencia desarrollados.
Asana
Una palabra que proviene del sánscrito, lengua sagrada hindú, define asana como postura estable y firme, entiéndase permanente y disfrutable. Beneficia el cuerpo en todas sus dimensiones: física, mental, emocional, energética, además de proveer conexiones a la paz del espíritu.
Lo tradicional en el Yoga ha sido el linaje de Maestros, pero también hay Maestras, y ambos apuntan a la práctica constante de Yoga con el fin de que la energía vital nos fortalezca, tonifique, flexibilice, haga armónico el sistema nervioso, atienda la ansiedad, depresión o emociones como el miedo para transformarlos en estados amorosos que evolucionen la existencia a peldaños de realización.
Dormir mejor, establecernos como amigos de nosotros mismos, y ser preventivos de cualquier enfermedad como la diabetes, gastritis, lesiones de la columna vertebral, etcétera, están en el ámbito de acción del cultivo del yoga.
Relajar y soltar
Descansar dentro el organismo, permitir la comodidad de los órganos vitales, cuidar sus funciones a través de la relajación es otra base importantísima. El cuerpo humano como sistema está preparado para un sinfín de situaciones, y es así como vivimos “sometiendo” nuestra máquina a experiencias límite sin otorgarnos el suficiente reposo.
Al final de cada práctica de Yoga se encuentra el asana favorita de muchos: savasana o postura del cadáver. En esta posición nos quedamos inertes, en quietud absoluta (¿quizás algo difícil?) para que así sean asimilados los aportes de la actividad hasta la capa más profunda.
La idea no es dormir es estar inmóvil y con la mente serena mientras se es plenamente consciente, así aprendemos a soltarnos.
“La relajación consciente vigoriza y refresca cuerpo y mente”, explica el maestro de yoga, BKS Iyengar, mientras que la yoguini Indra Devi, primera Maestra de yoga en Occidente, nos recuerda con el título de su libro una premisa fundamental: “por siempre joven, por siempre sano”.
El Yoga como práctica física tiene 3 pilares: la respiración, el asana y la relajación. La perla del sistema es el aprender a respirar y permitirnos encauzar esa energía sanadora adentro.
“Sé por siempre joven, por siempre sano”
Indra Devi, Maestra de Yoga
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