Alrededor del 6% -12% de las mujeres en edad fértil presentan Síndrome de Ovarios Poliquísticos (PCOS). El diagnóstico ocurre generalmente en las pacientes que consultan al médico porque no logran un embarazo o en aquéllas con desórdenes menstruales (amenorrea, oligomenorrea o inclusive menorragia).
El síndrome de ovarios poliquísticos es una patología que no tiene etiología definida, sin embargo se ha observado que existe una contribución genética y la prevalencia del mismo entre hermanas y madres con PCOS es del 20-40%.
Es un trastorno caracterizado por hiperandrogenismo (acné, hirsutismo, alopecia androgénica, acantosis nigricans), disfunción ovulatoria y ovarios poliquísticos.
Hay presencia de vello exacerbado en el rostro, barbilla y otras partes del cuerpo, lo que se conoce como hirsutismo y afecta al 70% de las mujeres con ovarios poliquísticos. Otros síntomas notables son acné en el rostro, pecho y parte superior de la espalda y pérdida de cabello con patrón masculino o alopecia.
También puede haber obesidad o dificultad para bajar de peso, junto a oscurecimiento de la piel, particularmente en los pliegues del cuello, en la ingle y debajo de las mamas.
La presencia de ovarios poliquísticos es un hallazgo no específico y es frecuentemente visto en mujeres sin anormalidades endocrinas o metabólicas.
Los desórdenes menstruales van desde amenorrea (ausencia de menstruación) hasta menorragia (menstruaciones abundantes), e infertilidad.
Este síndrome tiene el potencial para causar secuelas metabólicas, como aumento de riesgo de desarrollar diabetes y enfermedad cardiovascular. La hipertensión es una de las principales causantes de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Las mujeres con PCOS tienen riesgo aumentado para desarrollar cáncer endometrial debido a factores como anovulación crónica, obesidad central y diabetes.
La obesidad es un hallazgo frecuente en pacientes con PCOS. Esto sumado a características físicas secundarias al hiperandrogenismo aumentan el riesgo de ansiedad y depresión.
El diagnóstico es principalmente clínico excluyendo otras causas de oligoovulación o hiperandrogenismo.
La resistencia a la insulina es un hallazgo común tanto en mujeres delgadas como obesas con PCOS.
El reconocimiento temprano de los factores de riesgo es importante para el diagnóstico y manejo de las consecuencias reproductivas y metabólicas producidas por este síndrome.
Tratamiento
Con respecto al tratamiento de pacientes con PCOS, si éstas son obesas se ha observado que la disminución de peso mejora los niveles hormonales de andrógenos y por ende hay mejoría de los desórdenes menstruales, mejora también la tasa de embarazo, el hirsutismo, los niveles de glucosa y el perfil lipídico.
Estudios han demostrado que el uso de medicamentos que inhiben la absorción de lípidos a nivel intestinal o aquellos medicamentos con efectos anoréxicos mejoran también la función ovárica. La cirugía bariátrica en pacientes con obesidad mórbida con PCOS también contribuye a mejorar la función ovárica con sólo la disminución del 5 % del peso.
Se desconoce el efecto de pérdida de peso en mujeres con PCOS de peso normal.
Los anticonceptivos orales combinados son el tratamiento de primera línea a largo plazo, mejorando el exceso de andrógenos y las irregularidades menstruales.
Las progestinas orales cíclicas o en dispositivo intrauterino brindan protección endometrial pero pueden estar asociadas a desórdenes menstruales.
Para el síndrome de ovarios poliquísticos no existe un tratamiento definitivo, sino un tratamiento según las manifestaciones clínicas y síntomas que presente la paciente y además es multidisciplinario que puede incluir a médicos endocrinólogos, cirujanos, psiquiatra, nutricionista, entre otros.
Especialista en Ginecología, Obstetricia y Ecografía
David, Chiriquí